Aun cuando la pandemia del Coronavirus sigue escribiendo cada día un nuevo capítulo, con nuevos contagiados, con nuevas decisiones por parte del gobierno, con nuevos dimes y diretes, con nuevos apoyos por parte del sector público y privado, con críticas varias por sectores que se sienten desplazados y poco atendidos, que han vivido el rigor de haber cambiado la rutina y la productividad, los procesos productivos y demases, con personas trabajando desde la casa (el teletrabajo como una modalidad cada vez más normal en nuestro diario vivir) y con personas que tienen que levantarse aún más temprano para llevar el sustento a sus hogares, donde se postergan decisiones por el impacto que a nivel económico puede tener todo esto, donde se decreta cuarenta total en algunas comunas de la Región Metropolitana, se hace necesario hacer un alto en el camino y evaluar que es lo que como organizaciones hemos hecho con nuestros/as colaboradores/as para que sean capaces de manejarse durante este proceso.
Lo anterior no solamente está vinculado con prácticas asociadas al teletrabajo, facilidades y flexibilidades frente al cumplimiento de labores e inclusive objetivos y metas sino de igual manera el manejo de la crisis con las personas. Desde mi experiencia, acompañando a personas, equipos y organizaciones en procesos de gestión de crisis y emergencias de diversa índole, facilitando instancias formativas para distintas áreas y cargos, existe un sobre foco en lo técnico (entrega de conocimientos, herramientas y tecnología para que la persona pueda operar adecuadamente en el puesto de trabajo en este tipo de circunstancias) y un énfasis bastante menos en lo no técnico cuando se habla de gestión de crisis.
El manejo de las crisis involucra un manejo preventivo, esto implica minimizar riesgos trabajando y apoyándose en equipo, con claridad de objetivos siendo empáticos/as con quienes viven realidades distintas a nosotros/as. Además, considera un manejo para la mitigación. La cantidad de consumo de antidepresivos en Chile ha aumentado los últimos días, este es un claro indicador no solo de que algo está sucediendo, sino también de algo que no se está logrando manejar.
Esto involucra, si lo entendemos desde la realidad actual, ¿Cómo el/la trabajador/a está gestionando sus emociones negativas frente a esta “infoxicación” que brindan las redes sociales ante esta pandemia? ¿Cómo están manejando el miedo, la ansiedad, el terror, la depresión, la angustia, la tristeza, incertidumbre y las diversas emociones y sensaciones que de manera múltiple van surgiendo en este período?
El miedo a la muerte, el miedo al sufrimiento de los demás, a ver las cosas desde la catástrofe pueden tener impactos individuales muy potentes, que en muchos casos no se verbalizan pero que afectan de todas formas. En ese sentido, la intervención psicológica durante y posterior a la crisis es y será fundamental. No solamente se requiere brindar un espacio “dejando el micrófono abierto”, sino además generar un defusing y debriefing, esto implica entre otros, ayudar a las personas que han pasado por un evento doloroso a reconocer y entender las reacciones (individual), así como identificar reacciones y síntomas de estrés y aquellas reacciones que son características de trauma. En alguna medida, alguno de los puntos anteriores se puede presentar. En tema es que hay un peligro latente de que aquello que no es tratado de alguna forma, es predictor de accidentabilidad, baja de rendimiento, cuadros de stress y ansiedad, entre otros. Sugiero actuar preventivamente, tomando las providencias del caso capacitando no solamente a las brigadas de crisis o emergencias sino a todas las personas que están viviendo este proceso, brindando herramientas y técnicas acordes.
Autor: Andrés Moyano Baccelliere, Director Imagine Consulting